Se apaga el mundo.
Las sonrisas llenas de felicidad,
convertidas en pálidos grises
y dura realidad.
Las personas van y vienen
como estrellas fugaces,
sin importar dónde irán.
Pero algunas estrellas
te marcan la vida,
y esas, nunca se olvidarán.
Ni miles de kilómetros,
ni centímetros de distancia
harán que el olvido
se adueñe de corazones
forjados de esperanza.
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